Abre tu corazón al cambio

por MARÍA AGUSTINA MESSERI – Socio Fundador de KUMAS Coaching & Capacitaciones – Coach IIPNL

¿Te pasó alguna vez sentirte incómodo con tu vida, tus relaciones, tu trabajo, tu entorno? ¿Qué hiciste en ese momento? ¿Seguiste tolerando la incomodidad? ¿O tomaste alguna medida para cambiar esa situación anímica? ¿Qué sucedió luego?

¿Muchos recordarán un momento así, verdad?

A todos nos gustan las historias, más si son de amor. Nos permiten entender cosas, cierto?

Yo te traigo una muy breve y sé que es interesante que sigas leyendo con atención cada una de mis palabras.-

Yo estuve en esa hipótesis. En un momento de mi vida, sentí que iba a estallar. Y lo sentí en cada parte de mi cuerpo, sin embargo, me resistí a escuchar. Y la explosión llegó.

Entonces entendí que tomarme un tiempo y priorizarme, lejos de ser una actitud egoísta, era una de puro amor. Y no sólo conmigo, sino también con la gente que amo.

Enorme fue mi sorpresa al descubrir la responsabilidad e importancia del funcionamiento de mi mente.

Yo creía que la mente solo se ocupaba de hacer cálculos y resolver problemas e hipótesis, planificar y recordar. Pero no. El 95% de mi mente también se ocupaba de mantenerme vivo, protegerme y evitarme el dolor. Y ella era la fuente que tenía todas las respuestas a mis preguntas. Y también las soluciones…

Entonces me pregunté: ¿existe alguna forma de modificar este juego mental? ¿O acaso soy prisionera de mi mente? Alguien me había dicho alguna vez que la mente era tramposa. Entonces se planteaba ante mí el desafío de seguir en la trampa o salirme de ella. Habiendo llegado a donde estaba, decidí que era el momento de cambiar el recorrido…

Entendí que el programa inconsciente (y profundo) instalado en mi mente, basado en mis creencias, valores, autoestima y más, incidía en mis pensamientos. Les daba letra y razón de ser. Eso a su vez, definía mis emociones y sentimientos, lo que me llevaba a tomar decisiones: actuar o no. Y el resultado de esa dinámica era aquel que estaba plasmado como un sello en mi mente…todo era un tremendo círculo, que se repetía sin fin.

Así fue como encontré la Programación Neuro Lingüística, con su bagaje de técnicas, herramientas e intervenciones.

Con ella, llegó la buena noticia: todo eso que mi mente guardaba y me había llevado a ser quien era, podía cambiarlo. Y entonces, la P.N.L. entró a mi vida, para quedarse…

La P.N.L. propone  cambiar viejos patrones y actitudes de manera de despertar tu creatividad, ampliar tus opciones y visualizar todo lo positivo sobre nuestras acciones y los pensamientos que llevan a esas acciones, con la gestión de emociones que resulte adecuada y coherente con aquello que quieres alcanzar.

Desaprendí pensamientos, lenguaje y comportamientos que no me permitían alcanzar aquello que deseaba. Aprendí a sustituirlos por otros que me permitían avanzar, con firmeza y seguridad hacia mis objetivos, con el refuerzo de mis emociones y todo el potencial que ellas tienen. Cuanto más utilizas la PNL, más objetivos alcanzas…

Sin duda alguna, puedo decir que, a partir de ese momento, formé equipo con la mejor compañera que pudiera elegir y tener. Y así encontré una forma de vivir diferente a la que había sostenido, que ahora me llena de plenitud, de satisfacción…pude elegir qué quiero para mi vida y voy por ello.

 “Una persona que se despierta espiritualmente ya no puede vivir con el mismo patrón de conducta antiguo. Igual que una mariposa no puede volver a ser oruga”

Esta es mi historia. Y te la comparto con la confianza de que puede ser el inicio de una nueva forma de relacionarte contigo, para que gestiones tu mente, tu cuerpo y conectes con la mejor versión de tí mismo, con tus recursos, y amplíes tus opciones de éxito.

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