Había una vez un grupo de aprendices. … y esta es su historia:

Por Florencia Díaz Arnedo- Mentora de Life, que los quiere con todo su corazón.  

En un pueblo que ni el nombre importa, solo su estructura, en un castillo lejano para el común de sus habitantes, vivía un rey muy exigente, una bella princesa de cabellos eternos que organizaba todo por dentro, y una corte de mentores de fierro. Juntos cuidaban un gran tesoro, para el cual, si querías acceder, debías transformarte completamente. Solo así podrías disfrutar de sus riquezas.

En este mismo pueblo, un grupo de personas, que estaban cansadas de ser normales, que buscaban un cambio, un buen día, se animaron a enfrentar los desafíos propuestos por el rey. Se dice que deseaban de corazón estas riquezas. Así que, como filósofos que dudan de todo, pero por las dudas están ahí, con quizás un poco de miedo, con mucho de reserva y uno que varios quilombitos bajo el brazo, aceptaron el desafío.  Cada uno desde su lugar, se puso en tercera posición y salió de su zona de confort. Las malas lenguas decían en el pueblo que era otro cursito más, pero nadie sabía exactamente lo que se vivía en ese lugar, en esa estructura que tenía con letras doradas PNL. Sin embargo, estas personas no tenían miedo, y aun con muchos “yo yo”, con algunos “no entiendo” y muchos insoportables “no puedo”, se adentraron juntos a esta caja negra, unidos por un objetivo, por un sueño, por una transformación.  Algunos de ellos me tocó conocerlos primero y otros quizás un poco más al final.

Así fue como estos guerreros aprendices a medida que afrontaban los bosques frondosos de las submodalidades, y al monstruo de los Metamodelo, los vi llorar, los vi derrumbarse, y los vi sentirse inseguros cuando otros abandonaban este camino. Pero ellos no. Ellos siguieron contra todo, y puedo jurar que se enfrentaron a sus peores miedos, a sus más temibles creencias y lograron descubrir sus mayores fortalezas, valores y capacidades. Al principio un par me decían que venían de pasada, y al final me termine cansando de escucharlos rogar por unos minutos para pulir sus objetivos bien formulados y propósitos.

Ahora era lo único que se tomaban personal, sus palabras se volvían impecables, cada vez hacían menos suposiciones y más preguntas, querían ser campeones ni más ni menos. ¿Y les confieso algo?, yo me sentía ese corcel blanco y fiel que iba a guiarlos, entonces también me costó sus pasos, me costó acompañarlos, me costó sentirme algo que a veces me cuestionaba de más. No eran los únicos con diálogo interno. Pero seguí, ¡estos guerreros tenían que llegar como sea!, y de a poco, la gente empezó a reconocerlos por sus talleres. ¿Sabes cómo te das cuenta que estás frente de ellos? Porque llevan una capa de la excelencia, sus cuerpos marcados con anclas que se pusieron, un escudo de filtros, una mochila llena de inducciones, hipnosis y yes set, así dejan con sus pasos un time line marcado en el piso, y como pasa con todos los héroes, la gente admirada les empezó a escribir cartas a sus niños interiores, pero ellos hacían switch, nada los detenía.  

Cuando menos se dieron cuenta, juntos ya nos habíamos hecho un equipo, compartimos mates, risas, y técnicas muchas técnicas, muchas horas. ¡Y qué decirles!... como en todo cuento de Disney… alguien se enamora, ¡yo me enamore!  Me enamore de conocerlos, y de verlos crecer, de verlos como ladrillo a ladrillo, con mucho esfuerzo, con dedicación, dejando de costado muchísimas cosas, sus hábitos, sus qué haceres y hasta su familia, se volvieron torres grandes y fuertes, de esas en donde puedes subirte y ver la vista más linda de una ciudad. Sí, no exagero, en todo eso se convirtieron. Y me enamore de verlos animarse a todo, a todo para mejorar. Chicos lo dieron todo. Y le agradezco a la vida, a la formación, a ustedes, de haber sido testigo de eso. De verlos transformarse. De verlos que, cuando yo ya no podía, ustedes ya ni me necesitaban, ya se podían ayudar entre ustedes, los vi formar una pequeña gran familia. Los vi generar amor, los vi aprender a perdonarse, a quitarse sus deudas emocionales y a darse las palmaditas en la espalda que se merecían, su identidad ahora es de oro.   

Y colorín colorado… se me acaban las horas de verlos tan seguido, cuando me doy cuenta mi patrón cambia, la melancolía me invade, pero el orgullo que siento por ustedes me explota el pecho. ¡Está bien! ¿Lo voy a decir okay? Si, tire un par de lagrimitas. Me emociona poder contar este cuento…

ah! ¡Cierto! ¡¡El cuento!!

¿Quieren saber cómo termina? Bueno, lamento decirles que este cuento no termina. Esto recién empieza. Dicen que, si quieres cambiar como ellos, cuenta 8 pasos de Grinder y entre f1 y f2 los veras aparecer, haciendo rapport. Porque son como la más linda canción que escuchaste, ellos son armonía, ellos son Coaches en Programación Neurolingüística.

“-Debemos estar dispuestos a dejar ir la vida que planeamos para tener la vida que nos está esperando. -Joseph Campbell. “

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